En Venaventours.com creemos que el turismo, cuando se vive con propósito, puede ser una poderosa herramienta para transformar vidas. Por eso, hemos decidido alinear nuestro trabajo con un llamado más grande: el amor al prójimo.
Nos sentimos profundamente honrados de apoyar a la Fundación Calles de Oro y Mar de Cristal, una organización venezolana sin fines de lucro que se dedica con pasión a rescatar niños en situación de calle y pobreza extrema. Su labor no solo ofrece alimento y refugio, sino también formación pedagógica, académica, psicológica, humana y espiritual.
Su misión es clara: prevenir la deserción escolar, el abandono familiar y las conductas que ponen en riesgo la vida de los más vulnerables. A través de programas profundamente inspirados en la palabra de Dios, esta fundación forma hombres y mujeres con valores firmes, capaces de construir un futuro bendecido.
Por eso, desde Venaventours.com, destinamos el 10% de cada plan contratado directamente a esta obra maravillosa. De esta manera, cada cliente que se une a nuestra comunidad, también se convierte en parte activa de esta misión de esperanza, fe y restauración.
“El que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.” – Marcos 9:37
Calderas: donde Barinas se vuelve montaña y silencio
En el corazón de la Barinas más inesperada, lejos del calor y del bullicio de los llanos, existe un rincón que parece flotar entre montañas, nubes y memoria. Se llama Calderas, y es, sin duda, uno de los secretos mejor guardados de Venezuela.
Tuve la oportunidad de recorrer sus caminos y conversar con su gente. Y puedo decir, sin exagerar, que Calderas no solo es un pueblo hermoso, es un estado de ánimo. Su clima, su paisaje y su ritmo lento te envuelven. Está ubicado a 900 msnm, en plena Cordillera de los Andes venezolanos, y eso se nota en su aire fresco, su neblina repentina, su vegetación y esa sensación de estar más cerca del cielo que de cualquier otra cosa.
Calderas forma parte del municipio Bolívar, en el estado Barinas, y es uno de esos lugares que rompen con todos los estereotipos: aquí no hay sabana extensa ni calor abrasador. Aquí lo que hay es paz andina, clima piemontino, gente amable, y una red de caseríos que se conectan entre sí como si fueran versos de un mismo poema.
La parroquia de Calderas reúne 26 caseríos llenos de historia, belleza natural y un profundo sentido de comunidad. Entre ellos están: La Cuchilla, Cruz Verde, Santa Filomena, El Molino, La Volcanera, Sacapán, La Vega, Palmarito, Agua Blanca, Prado de María, Cuaitó, Guatoito, San Ramón, La Aguadita, y muchos más. Cada uno tiene su propio encanto, su ritmo, su color.
En algunos de estos parajes se esconden verdaderos tesoros naturales como la Laguna de El Bordo, la Laguna de Los Patos, el Pozo Azul, el Pozo Negro, y la serena Laguna El Silencio. Son espacios que no solo invitan al descanso, sino también a la contemplación… a quedarte quieto y escuchar lo que la tierra tiene para decir.
Y si hablamos de montañas, Calderas está abrazada por elevaciones como el Cerro La Popa, el Cerro Las Flores, el Cerro Azul, y el majestuoso Cerro El Gobernador, que se alza como un centinela sobre el pueblo, marcando el horizonte con su silueta inconfundible.
Hoy, gracias a proyectos turísticos sostenibles como las mucoposadas Los Alcaravanes (en Agua Blanca) y Valle Encantado (en San Ramón), Calderas comienza a abrir sus puertas al mundo. Pero lo hace con calma, sin prisas, como todo en la montaña.
Aquí no vienes a correr. Aquí vienes a reencontrarte. A caminar. A mirar. A respirar.
Y yo, que tuve la dicha de vivirlo, solo puedo decirte una cosa: si alguna vez quieres conocer el alma montañosa de Barinas… empieza por Calderas.
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