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En Venaventours.com creemos que el turismo, cuando se vive con propósito, puede ser una poderosa herramienta para transformar vidas. Por eso, hemos decidido alinear nuestro trabajo con un llamado más grande: el amor al prójimo.

Nos sentimos profundamente honrados de apoyar a la Fundación Calles de Oro y Mar de Cristal, una organización venezolana sin fines de lucro que se dedica con pasión a rescatar niños en situación de calle y pobreza extrema. Su labor no solo ofrece alimento y refugio, sino también formación pedagógica, académica, psicológica, humana y espiritual.

Su misión es clara: prevenir la deserción escolar, el abandono familiar y las conductas que ponen en riesgo la vida de los más vulnerables. A través de programas profundamente inspirados en la palabra de Dios, esta fundación forma hombres y mujeres con valores firmes, capaces de construir un futuro bendecido.

Por eso, desde Venaventours.com, destinamos el 10% de cada plan contratado directamente a esta obra maravillosa. De esta manera, cada cliente que se une a nuestra comunidad, también se convierte en parte activa de esta misión de esperanza, fe y restauración.

“El que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.” – Marcos 9:37

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Barquisimeto: donde el arte, el comercio y los crepúsculos se abrazan

Barquisimeto: donde el arte, el comercio y los crepúsculos se abrazan
Cada ciudad tiene un alma. Un ritmo que la define. Una energía que se respira apenas llegas. Y si hay un lugar en Venezuela donde todo eso se fusiona con la música, la historia y el atardecer, ese lugar es Barquisimeto, capital del estado Lara, también conocida —con toda justicia— como “La ciudad de los crepúsculos”.

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Tuve la fortuna de conocerla no solo como visitante, sino como testigo de todo lo que allí vibra.

Barquisimeto no es una ciudad más:
es un punto de encuentro entre lo tradicional y lo moderno,
entre lo artístico y lo comercial,
entre la fe y la fiesta.

Fundada en 1552 por Juan de Villegas, Barquisimeto es una de las ciudades más antiguas del país, y al mismo tiempo, una de las más dinámicas.
Hoy es la cuarta ciudad más poblada de Venezuela y el corazón de la región centro-occidental, con una población que supera los dos millones y medio de habitantes en su área metropolitana.

Y eso se nota.
En su movimiento constante, en su gente emprendedora, en sus universidades, industrias, centros culturales y eventos multitudinarios.

Pero más allá de los números, lo que más me marcó fue su identidad musical y artística.

Barquisimeto es cuna de grandes talentos, y su alma melódica se cultiva en espacios como el Conservatorio Vicente Emilio Sojo, donde se han formado músicos de talla nacional e internacional.

No por nada se le reconoce como una ciudad universitaria y cultural, con instituciones como:

• UCLA (Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado)
• El Pedagógico de Barquisimeto
• UNEFA
• Politécnica Andrés Eloy Blanco

Recorrer sus calles es descubrir una ciudad organizada, asentada sobre un altiplano, con una estructura urbana clara y eficiente.

Está conectada por:

• Grandes avenidas
• Sistemas de transporte moderno (buses de tránsito rápido)
• Un aeropuerto internacional que la enlaza con el resto del país y el mundo

Y como buen larense de corazón, el barquisimetano celebra la vida con pasión.

Fiestas que llenan el calendario con emoción:

• Carnavales Internacionales
• Feria Internacional de Barquisimeto (septiembre)
• Navidad en La Flor de Venezuela
• El Tamunangue, cada 13 de junio

Los Tamunangues, esas fiestas devocionales en honor a San Antonio de Padua, que llegaron desde Sanare y El Tocuyo, son mucho más que danza y música:
son un acto de fe.

He visto cómo familias enteras se organizan para cumplir una promesa, para agradecer.
Y esa espiritualidad, mezclada con tambor y cuatro, es sencillamente única.

Y si a todo esto le sumamos los atardeceres, entenderás por qué muchos dicen que Barquisimeto se pinta sola cada día.

Los crepúsculos aquí no se ven...
se sienten.
El cielo se tiñe de rosado, naranja y violeta, y por unos minutos, todo se detiene para admirar el espectáculo más sencillo y más sublime.

Barquisimeto no se cuenta. Se vive.
Y si aún no la has visitado, te estás perdiendo una de las joyas más completas de nuestra Venezuela.
Una ciudad que late con fuerza, que canta, que produce, que educa,
y que nunca, nunca deja de sorprender.

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