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En Venaventours.com creemos que el turismo, cuando se vive con propósito, puede ser una poderosa herramienta para transformar vidas. Por eso, hemos decidido alinear nuestro trabajo con un llamado más grande: el amor al prójimo.

Nos sentimos profundamente honrados de apoyar a la Fundación Calles de Oro y Mar de Cristal, una organización venezolana sin fines de lucro que se dedica con pasión a rescatar niños en situación de calle y pobreza extrema. Su labor no solo ofrece alimento y refugio, sino también formación pedagógica, académica, psicológica, humana y espiritual.

Su misión es clara: prevenir la deserción escolar, el abandono familiar y las conductas que ponen en riesgo la vida de los más vulnerables. A través de programas profundamente inspirados en la palabra de Dios, esta fundación forma hombres y mujeres con valores firmes, capaces de construir un futuro bendecido.

Por eso, desde Venaventours.com, destinamos el 10% de cada plan contratado directamente a esta obra maravillosa. De esta manera, cada cliente que se une a nuestra comunidad, también se convierte en parte activa de esta misión de esperanza, fe y restauración.

“El que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.” – Marcos 9:37

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El Trapiche: donde el papelón se hace con alma y fuerza campesina

El Trapiche: donde el papelón se hace con alma y fuerza campesina
Hay lugares donde el tiempo no se detiene… simplemente sigue girando al ritmo del trabajo noble, de la tierra fértil y del sudor de quienes la honran. Así son los trapiches en San Juan de Lagunillas, al sur del estado Mérida.

Y si hay una experiencia que me marcó en esta tierra andina, fue visitar uno de estos espacios donde la caña de azúcar se convierte en panela… y la rutina en asombro.

San Juan de Lagunillas y sus alrededores conservan una de las tradiciones más auténticas de la vida rural: el cultivo de caña y la producción artesanal de papelón —como también se le conoce a la panela— en trapiches que parecen sacados de otro tiempo.

Visitar uno de ellos es más que una parada turística:
es un acto de conexión con la esencia de nuestros pueblos.

Recuerdo claramente mi primer recorrido hacia uno de estos trapiches.
El camino, rodeado de veredas y montañas verdes, ya era una experiencia en sí misma.
El aire olía distinto. A limpio. A dulce. A historia. A tierra.

Y apenas llegamos, fuimos recibidos por ese aroma embriagador del jugo de caña recién cocido, que flota en el ambiente como una bienvenida ancestral.

Ver trabajar a los campesinos es algo que conmueve.
No solo por el esfuerzo físico que implica esta labor, sino por la pasión con la que lo hacen.
Hay una energía en ese proceso que te deja sin palabras:

• Cortar la caña
• Molerla
• Hervirla
• Removerla con palas gigantescas
• Y ver cómo ese líquido espeso se transforma en bloques dorados de papelón

Es fuerza, sí.
Pero también es orgullo, tradición y familia.

Y como buen viajero curioso, no podía irme sin llevarme algunos trozos de panela.
No exagero cuando digo que jamás he probado una igual.
Su sabor es intenso, profundo, natural… como si la montaña te hablara a través del paladar.

Si estás armando tu ruta por el sur de Mérida, incluye un trapiche en tu itinerario:

• Camina sus veredas
• Saluda a sus campesinos
• Huele su fuego
• Siente su calor
• Y deja que el espíritu de la tierra te abrace a través de un trozo de papelón

Porque en San Juan de Lagunillas,
cada panela no solo endulza:
también cuenta una historia.

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