Nueva Esparta
PEPE GARCÍA †
ARTE MAKIRITARE
Así con las manos... Tierra, Agua y Fuego
Desde siempre y por siempre por doquier el hombre ha modelado la arcilla. La cerámica está estrechamente vinculada a la historia del ser humano, viene a ser fiel reflejo de su creatividad y de su evolución, testigo de sus costumbres, de sus ideas, de su concepción religiosa y espejo de sus obsesiones. El favor y la fascinación que inspira el fuego, ha quedado conjugado por el dominio alcanzado sobre éste. El fuego presta al objeto hecho de la tierra y agua su perennidad y su dureza al propio tiempo que su fragilidad. "La Arcilla lleva en si la tentación de la Creación"
Pepe García, perteneció a la estirpe de los creadores populares que han hecho pacto con la tradición. Tiene la mirada limpia y la mirada serena de quien se sabe oficiante de un ritual particular, donde su trato es con el habla, el barro guaquerí, surgido de esa tierra rojiza y seca que con sus manos figurea y que el fuego de cardón, yaque y espino, consagra al milagro imaginero.
Isleño del paseo de La Palma, del otro lado del mar encontraría nueva isla que acunara su orfandad y le ofreciera derroteros hacia el arte.
Late también en el la vena del curioso, y por rincones y regiones va colectando tallas y lienzos, herramientas y cacharros, vestimentas, utensilios y cuanto objeto tenga perfil de tradición y pequeña historia. Por años; va consolidando una invalorable colección, destinada a un museo que el mismo bautizó "ASÍ CON LAS MANOS", nombre frutecido de la sabia lección de cada maestro artesano: "Yo voy haciendo esto así con las manos, y usté va mirando, y mirando usté lo va aprendiendo..."
Si hay algo en que difundir la personalidad de un pueblo, es en su Arte popular...
Pero el fruto de tanta pasión y tiempo escapa de sus dominios y ante el vacío del hombre se adentra mas en su propia territoriedad, y con el barro alfarero continua su travesía buscándose a si mismo.
La imagineria de Pepe García, caracterizada por la osadía de varios personajes con ostentoso rostro que, enmarcada con curtidas maderas de tiempo y uso, rubrica a un artista singular que se aquerencia en las fábulas del fuego.
La pasión de cristo, la virgen del valle y sus leyendas, los personajes de tierra, mar, tradiciones y folclor, perviven contra el olvido. Luisa Cáceres de Arismendi, Matasiete, Los vencedores de Carabobo, la muerte de Sucre, el acta de la independencia y un heroico y ubicuo Libertador, son capítulos de una mitología que sella con reciedumbre la obra de este indiscutible artista de la plástica venezolana.
Mariano Díaz.